Han pasado 19 años desde que Nintendo jubilara su Game Boy Color
para dar paso a la Game Boy Advance. Oracle of Ages y Oracle of
Seasons fueron los dos últimos grandes lanzamientos de la portátil antes
del relevo y ahora llegan a la consola virtual de 3DS conservando buena
parte de su encanto y de sus funciones de conectividad.
Oracle of Ages y Oracle of Seasons salieron a la
venta en 2001 como uno de los últimos coletazos de Game Boy Color.
Los ‘oracle’ son dos entregas extrañas de la saga por dos razones.
La primera: se publicaron dos títulos paralelos y complementarios a
la vez para animar a los jugadores a conectar sus máquinas usando,
ay, el 'cable link'. Conectando las máquinas y compartiendo
códigos tras acabar el juego se expandía muchísimo la historia y se
podían conseguir nuevos objetos. La fórmula de los dos colorines de
Pokémon. La otra: Nintendo le encargó el desarrollo a
Capcom. Y debió quedar satisfecha, porque poco después volvieron a
trabajar juntos en Minish Cap.
Que los ‘oracle’ se hayan desarrollado fuera de la casa del
fontanero no significa que se alejen de los cánones del ‘zeldismo’.
Al contrario: Ages y Seasons son dos ‘Zeldas’ de
manual, con exploración, puzles, damiselas en apuros,
mazmorreo e inventarios gordos. Capcom supo ver qué era lo
que hacía que esta saga funcionase e intentó copiar buena parte de
lo que se habían inventado las entregas inmediatamente anteriores:
Majora’s Mask, Ocarina of Time, Link’s
Awakening.
Esto no significa que la pareja de ‘oracles’ no tenga carácter propio y algunos momentos que merezcan página propia en la historia de la saga. De hecho, hay escenas como el baile subrosio de Seasons que, por alguna razón, no se le olvidarán nunca al que firma. Puedo decir lo mismo de las tres monturas del juego. Tal vez no transmiten la misma emoción que cabalgar a lomos de Epona por la pradera de Hyrule, pero son bien divertidas de manejar e inyectan interés en la exploración, porque hay zonas a las que solo podemos acceder subidos en ellos. Son Ricky, un canguro boxeador, Moosh, un oso azul con alitas, y Dimitri, un dinosaurio nadador.
Los anillos mágicos son otra de las invenciones de
Ages y Seasons. Esta colección de objetos da a
Link bonificaciones, transformaciones y, ojo,
penalizaciones. Vaya, que podemos desplazarnos por Labrynna
y Holodrum disfrazados de Like-Like, pero también podemos
darle una vuelta de tuerca a la dificultad del juego colocándonos
un anillo que divide a la mitad el daño que hacemos y duplica el
que recibimos.
Uno de los lugares comunes más interesantes de la franquicia
desde A Link to the Past es la dualidad del mundo, los
mapas con dos caras. En el juego de SNES veíamos el Hyrule
luminoso y otro tenebroso, mientras que en Ocarina of Time
nos permitía ver el reino en dos momentos diferentes, con siete
años de diferencia. Capcom tampoco pasó esto por alto. Oracle of
Ages juega con una idea similar a la de Ocarina, pero
haciendo viajes entre el presente (el presente de Link) y un pasado
lejanísimo. Las alteraciones en el terreno y en los personajes del
pasado tienen consecuencias sobre lo que ocurre en el tiempo
presente, de forma que en muchas ocasiones solo podemos avanzar en
el presente si viajamos al pasado y cambiamos la Historia. Al
principio de la partida, el Arpa de los Tiempos solo puede
usarse en ciertos portales, pero a medida que avanza el juego
podemos usarla con mayor libertad.
En Seasons lo que controlamos es el clima. El
cetro que consigue Link en el primer tramo del juego tiene
la habilidad de moverse ágilmente entre solsticios y equinoccios
para llenar los escenarios de nieve, congelar los ríos, criar
enredaderas, hacer florecer los bosques o deshojar los árboles como
le convenga. Al principio Link sólo puede invocar al
invierno, pero a lo largo de la historia desbloquea el resto de
estaciones.
Wow Zelda es mi juego favorito y ahora ya sé información que aún no conocía, Gracias.
ResponderBorrarQue interesante
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